viernes, 30 de septiembre de 2011

Los orígenes de la contaminación: plaguicidas organoclorados, las dos caras de la moneda.

El gusano en la manzana, el niño jugando a atrapar insectos, el perro que come algunos otros, la larva en el elote recién tostado para comer con chile y limón; son ejemplos de escenas que tenemos en la mente pero que ya no es común ver: se lo debemos a los controversiales plaguicidas, sustancias capaces de eliminar cualquier inofensiva alimaña que se parece en nuestras verduras, frutas y en jardines, según esto poniendo en grave peligro cualquier situación de estética en la comida y en la casa llámese bicho, animalucho, bicharraco, gusarapo… según nuestras madres y abuelas quienes no utilizaban más plaguicida que un “¡ushcale!” o un gato para los ratones y cucarachas.

El caso es que un plaguicida no sólo viene en botellas con calaveras o severos colores rojos, según la FAO en 1986 y posteriormente la OMS en 1992 cualquier sustancia o mezcla de sustancias utilizadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga que enferme humanos, animales o plantas, a la comida, madera, productos agrícolas, alimento para animales y más. Se clasifican de distintas formas, por mecanismo de acción, por el tipo de organismos que afectan y por su naturaleza química, a nosotros nos interesa esta última clasificación la cual se divide en:

a. Orgánicos.

i. Sintteicos.

ii. Naturales

a. Microbianos

b. Botánicos

b. Inorgánicos.

Durante más de 50 años se han utilizado plaguicidas organoclorados (OC), sustancias sintéticas según lo anterior. Han sido ampliamente utilizados ya que debido a su estructura química tiene propiedades de alta permanencia en el medio, siendo mayor el tiempo de acción contra la plaga, reduciendo operaciones y costos… ya saben, cosas de dinero.

No sólo la industria y la agricultura han sido responsables del uso extensivo de este plaguicida sino campañas completas de salud, por ejemplo para contrarrestar la malaria. Estos OC son de difícil biodegradación por lo que representan una seria amenaza a la salud pública y a la mayoría de las formas de vida. Son sustancias que son clasificadas también dentro del grupo de Compuestos Orgánicos Persistentes (COP’s), una de las mayores preocupaciones actuales y nuevas a nivel internacional.

Como cualquier COP’s, los OC tienen estructuras químicas muy estables y se degradan bastante lento en el medio ambiente, atacan gravemente sistemas acuáticos y terrestres. En México se han utilizado para sembradíos de caña, maíz (o sea que muchas de nuestros tacos tienen otro grave enemigo aparte del colesterol), frutales, cítricos, frijol, arroz, chile y coco. Asimismo se ha utilizado para campañas contra el paludismo es común encontrar el uso de OC como el DDT con una aplicación de unos cien mil kilogramos en Veracruz, Tabasco y Campeche. Mi hermano que vivía en Cancún dice que semanalmente por las calles pasaba un camión rociando plaguicida, seguramente para eliminar mosquitos que provoquen dengue; sería bueno saber qué le echan a nuestras calles; sería bueno que instituciones, organizaciones y universidades trabajen en ese tipo de análisis.

Los OC han sido severamente criticados y puestos en esas listas de sustancias especialmente peligrosas y regulaciones internacionales, el más importante el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes del 2001 firmado por 120 países en los que aparece México, y aunque entró en vigor desde 2004 y ya más de 140 países lo han firmado, muchos en vías de desarrollo como el mío seguimos esperando que las grandes farmacéuticas como Bayer se acaben su inventario; es eso o la salud pública, no pueden perder dinero, ¡faltaba más, hombre! Mientras que países desarrollados han eliminado ya muchos de estos compuestos países latinoamericanos no corremos con la misma suerte.

Pero, ¿por qué son tan preocupantes? ¿Cómo hacen daño y de qué forma, qué tanto y a quiénes? Este tipo de cosas serán aclaradas en la próxima entrada.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Contaminación del río Zahuapan-Atoyac (2/3)


La cuenca del río Zahuapán-Atoyac perteneciente a los estados de Tlaxcala y Puebla se localiza en la parte alta de la cuenca hidrológica del río Balsas, uno de los ríos más importantes de México, dicha cuenca la cual se encuentra gravemente afectada por la contaminación de sus aguas.

Según información vertida en el Primer Encuentro sobre Desarrollo Regional realizado en Saltillo, Coahuila, Tlaxcala ocupa el cuarto lugar en polución de las aguas. Estado de la república que tiene todos sus ríos clasificados como zonas críticas y cuyos afluentes resultan auténticos depósitos de aguas negras. Consecuencias graves se enumeran de esto el aniquilamiento de especies acuícolas, un grave y profundo desequilibrio ecológico entre numerosas especies de animales y plantas, enfermedades respiratorias y aquellas de tipo viral e infeccioso.

Dichos niveles de contaminación tan altos son causados por elevadas descargas de desechos sólidos y líquidos degradados de usos domésticos, agrícolas e industriales. Es importante señalar que ubicación de las zonas industriales de Tlaxcala y Puebla son los principales detonantes de dichos niveles de contaminación así como la acumulación de aguas negras no tratadas por usos municipales, industriales, diversos comercios, de servicios, agrícolas, pecuarios, domésticos y en general de cualquier otro uso.

El origen de los principales contaminantes que presenta el agua se genera en los desechos domésticos: detergentes y jabones, basuras; desechos industriales: colorantes y pigmentos, disolventes, ácidos grasos, sales, metales y diversas sustancias químicas que suelen ser tóxicas para la salud del hombre, la flora y fauna; así como los agropecuarios: insecticidas, plaguicidas, sales inorgánicas, minerales, desechos animales y fertilizantes entre otros. Como puede verse es innumerable la lista de desechos y agentes tóxicos desechados en este cuerpo hídrico.

Existen numerosos estudios realizados sobre la contaminación del río Atoyac, uno de los más recientes realizados por el Centro de Investigaciones en Genética y Ambiente de la Universidad Autónoma de Tlaxcala quien en el mes de septiembre de 2003 confirmó que en el suroeste de ese estado de Tlaxcala se hallan los niveles más altos de contaminación del río Zahuapan, lugar donde fueron encontrados elementos tóxicos que pueden ser detonantes de enfermedades como leucemia, púrpura o cáncer de mama, así como de malformaciones congénitas.

La región suroeste de la entidad tlaxcalteca es la zona de mayor riesgo en cuanto a malformaciones congénitas; a su vez se ha revelado por estudios de la UAM y la UNAM que existe una alta incidencia de cáncer en comunidades de Tlaxcala y Puebla que son aledañas a la cuenca del río Zahuapan-Atoyac. Entre los principales contaminantes detectados que podrían explicar esta incidencia a enfermedades se encuentran el cloruro de metileno, cloroformo, pesticidas como Aldrin, plastificantes del tipo de los f-talatos y compuestos policíclicos aromáticos como el trifenilo y el crisano.

Además es confirmada la existencia de metales pesados como el níquel, cadmio, plomo y cromo, que son altamente cancerígenos para el humano; existen datos que revelan que del 2008 a la fecha en Tlaxcala se incrementaran en 500 por ciento los casos de niños con cáncer.




Referencias:


1. Espejel Rodríguez, A., & Carrasco Rivas, G. (2007). El deterioro ambiental en Tlaxcala y las políticas de desarrollo estatal 1988-1999. México D.F.: Instituto Nacional de Ecología.

2. Centro Fray Julián Garcés, Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C. (2006). Daños a la salud por contaminación del Río Atoyac . Recuperado el 2 de marzo de 2011, de http://centrofrayjulian.org.mx/sitio/index.php?option=com_k2&view=item&id=2:da%C3%B1os-a-la-salud-por-contaminaci%C3%B3n-del-r%C3%ADo-atoyac

3. Crispin, A. F. (1990). Evaluación del estado actual de la ictiofauna de la cuenca del río Atoyac. Puebla: Universidad Autónoma de México.

4. Figeroa Juárez, E., García Arteaga, V., & Díaz Prieto, S. (2007). Análisis Físico-químico de las aguas del corredor industrial de Panzacola, Tlaxca.a. Recuperado el 2 de marzo de 2011, de http://www.acmor.org.mx/cuam/2009/Biologicas/201-CUM-%20Analis%20FisicoQuimicode%20aguasPanzacola.pdf