

El caso es que un plaguicida no sólo viene en botellas con calaveras o severos colores rojos, según la FAO en 1986 y posteriormente la OMS en 1992 cualquier sustancia o mezcla de sustancias utilizadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga que enferme humanos, animales o plantas, a la comida, madera, productos agrícolas, alimento para animales y más. Se clasifican de distintas formas, por mecanismo de acción, por el tipo de organismos que afectan y por su naturaleza química, a nosotros nos interesa esta última clasificación la cual se divide en:
a. Orgánicos.
i. Sintteicos.
ii. Naturales
a. Microbianos
b. Botánicos
b. Inorgánicos.
Durante más de 50 años se han utilizado plaguicidas organoclorados (OC), sustancias sintéticas según lo anterior. Han sido ampliamente utilizados ya que debido a su estructura química tiene propiedades de alta permanencia en el medio, siendo mayor el tiempo de acción contra la plaga, reduciendo operaciones y costos… ya saben, cosas de dinero.
No sólo la industria y la agricultura han sido responsables del uso extensivo de este plaguicida sino campañas completas de salud, por ejemplo para contrarrestar la malaria. Estos OC son de difícil biodegradación por lo que representan una seria amenaza a la salud pública y a la mayoría de las formas de vida. Son sustancias que son clasificadas también dentro del grupo de Compuestos Orgánicos Persistentes (COP’s), una de las mayores preocupaciones actuales y nuevas a nivel internacional.
Como cualquier COP’s, los OC tienen estructuras químicas muy estables y se degradan bastante lento en el medio ambiente, atacan gravemente sistemas acuáticos y terrestres. En México se han utilizado para sembradíos de caña, maíz (o sea que muchas de nuestros tacos tienen otro grave enemigo aparte del colesterol), frutales, cítricos, frijol, arroz, chile y coco. Asimismo se ha utilizado para campañas contra el paludismo es común encontrar el uso de OC como el DDT con una aplicación de unos cien mil kilogramos en Veracruz, Tabasco y Campeche. Mi hermano que vivía en Cancún dice que semanalmente por las calles pasaba un camión rociando plaguicida, seguramente para eliminar mosquitos que provoquen dengue; sería bueno saber qué le echan a nuestras calles; sería bueno que instituciones, organizaciones y universidades trabajen en ese tipo de análisis.
Los OC han sido severamente criticados y puestos en esas listas de sustancias especialmente peligrosas y regulaciones internacionales, el más importante el Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes del 2001 firmado por 120 países en los que aparece México, y aunque entró en vigor desde 2004 y ya más de 140 países lo han firmado, muchos en vías de desarrollo como el mío seguimos esperando que las grandes farmacéuticas como Bayer se acaben su inventario; es eso o la salud pública, no pueden perder dinero, ¡faltaba más, hombre! Mientras que países desarrollados han eliminado ya muchos de estos compuestos países latinoamericanos no corremos con la misma suerte.
Pero, ¿por qué son tan preocupantes? ¿Cómo hacen daño y de qué forma, qué tanto y a quiénes? Este tipo de cosas serán aclaradas en la próxima entrada.